Comunidades de Cuidados se suma a la reivindicación por unos derechos humanos que no caduquen con la edad
En 2023 sigue siendo necesario defender activamente los derechos humanos como un marco universal que ampara a todos los seres humanos. Comunidades de Cuidados se suma a esta jornada mundial de celebración y reivindicación de una sociedad más justa e inclusiva, que ofrezca oportunidades de vida digna a todas las personas de todas las edades.
Las Comunidades de Cuidados nos sumamos este 1 de octubre a la celebración del Día Internacional de las Personas Mayores, una jornada que Naciones Unidas ha vinculado con el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tal y como refleja el lema elegido: «Cumplir las promesas de la Declaración Universal de Derechos Humanos para las personas mayores: entre todas las generaciones».
Compartimos la reivindicación de Naciones Unidas y su llamamiento a la solidaridad entre generaciones como motor de cambio: “las soluciones intergeneracionales —guiadas por los principios de derechos humanos de participación, responsabilidad, no discriminación e igualdad, empoderamiento y legalidad— pueden contribuir a revitalizar el legado, la relevancia y el activismo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, empoderando tanto a los jóvenes como a las personas mayores para cambiar la dirección de la voluntad política hacia el cumplimiento de las promesas de la Declaración para todas las personas de todas las generaciones”.
Tal y como plantea este organismo internacional, es necesario que los gobiernos “revisen sus prácticas actuales con el fin de integrar mejor en su trabajo un enfoque de los derechos humanos a lo largo de la vida de las personas. Además, deben garantizar la participación activa y significativa de todas las partes interesadas, incluida la sociedad civil, las instituciones nacionales de derechos humanos y las propias personas mayores, en el trabajo sobre el fortalecimiento de la solidaridad entre generaciones y las asociaciones intergeneracionales”.
En sus distintas líneas de trabajo, Comunidades de Cuidados sigue como principios fundamentales la participación de las personas mayores en las decisiones que les afectan (dónde y cómo desean vivir) y de fortalecimiento de los lazos vecinales para activar vínculos comunitarios significativos, que permitan a las personas mayores seguir viviendo en su hogar y en su entorno toda la vida, incluso en caso de que surjan grandes necesidades de apoyo.
Los proyectos piloto que acompañamos —comunidades de cohousing y comunidades rurales— tienen el objetivo de poner en marcha alternativas a los modelos institucionales de cuidados y obtener información y datos del proceso que permitan avalar los cambios urgentes que necesita el modelo de cuidados de larga duración, como pusieron de manifiesto los devastadores efectos de la COVID-19 en muchas residencias de mayores, especialmente aquellas con un modelo arquitectónico y organizativo menos centrado en las personas.
Este cambio de modelo implica transformaciones a nivel individual de las propias personas mayores (una mayor implicación y planificación en su proyecto de vida, asunción de derechos y también de una mayor responsabilidad personal), comunitario (activación de mecanismos de apoyo mutuo y cocuidado) y político (desarrollo de un sistema de servicios sociales que al fin atienda, legal y presupuestariamente, los cambios demográficos, los cambios en los roles tradicionales de hombres y mujeres en materia de cuidados, los nuevos modelos familiares, la desigualdad creciente entre personas y territorios, etc.).
Tanto en las comunidades de cohousing sénior e intergeneracional como en los pueblos con los que colaboramos nos planteamos varios objetivos: sensibilizar a la sociedad del valor de la vejez y de la necesidad de lograr entornos físicos y sociales abiertos a la diversidad de personas (también diversidad etaria), informar de que existen alternativas a los cuidados institucionalizados, empoderar a las personas mayores participantes para que tomen sus propias decisiones y hagan valer su condición de ciudadanas y ciudadanos de pleno derecho.
En línea con los ámbitos de actuación prioritarios marcados en la Década del Envejecimiento Saludable 2020-2030, en último término se trata de lograr “que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores”, un objetivo tan ambicioso como imprescindible para afrontar no solo la crisis de cuidados, sino también el creciente aislamiento social (la “soledad no deseada”) que ha irrumpido como uno de los grandes problemas de salud pública, y que no solo afecta a personas mayores, aunque en su caso interacciona con otros factores de vulnerabilidad que multiplican los riesgos de precipitar situaciones de dependencia.
Comunidades de Cuidados trabaja con siete comunidades de cohousing (Abante Jubilar Sevilla, Alicante Ágora Cohousing, Alicante Convivencia, Axuntase, El Ciempiés, Jubilar Villa Rosita y Walden XXI) apoyando la creación de sus respectivas estrategias de cocuidado y apoyo mutuo, y en seis pueblos (Casas del Castañar, Eljas y Santa Cruz de la Sierra, los tres en la provincia de Cáceres; Fresnedillas de la Oliva en la Comunidad de Madrid; Maranchón en Guadalajara, y Muñoveros en Segovia), en los que se han elaborado diagnósticos y planes de acción participativos y adaptados a cada territorio, con soluciones diferentes basadas en las necesidades y los recursos de cada comunidad rural.
Este planteamiento permite a Comunidades de Cuidados facilitar espacios de aprendizaje común entre diferentes territorios, líneas y proyectos para asegurar la posterior replicabilidad de actuaciones y propuestas y la validez de los datos de la investigación que se lleva a cabo en paralelo, dirigida a avalar la solidez de las alternativas planteadas y a ofrecer orientaciones de política pública.
El porcentaje de población de 65 años representa el 20,1% del total y alcanzaría un máximo del 30,4% en torno a 2050. A partir de entonces empezaría a descender.
La esperanza de vida al nacer es de 85,86 para las mujeres y 80,42 para los hombres. La esperanza de vida a los 65 años es de 23,06 años para las mujeres y de 19,11 años para los hombres.
INE. Proyecciones de Población 2022-2072.
Según datos de 2020, los hombres al nacer viven el 83,3% de sus años de esperanza de vida en condiciones de buena salud frente al 77,9% de las mujeres. Mientras que a los 65 años, los hombres viven el 63,2% de sus años de horizonte de vida en buena salud frente al 51,5% de las mujeres. El mayor número de años de esperanza de vida a todas las edades de las mujeres va asociado a peores condiciones de salud que los hombres.